MUSEO SOROLLA: COMO EN CASA


 MUSEO SOROLLA: COMO EN CASA

Cuando nuestros profesores de DAI nos propusieron visitar el Museo Sorolla lo primero que se me pasó por la cabeza fue un: ¡Sorolla!, como en casa.

Quizás os estéis preguntando el porque de esta reacción. Pues bien, por un lado el Sorolla se encuentra en la casa que en su tiempo habitó el pintor en el castizo barrio de Chamberí, a 5 minutos andando de mi casa.

Sin embargo mi familiaridad con este museo va mucho más allá de su cercanía, es algo más personal.

De pequeño, los días soleados de verano que no eran muy calurosos, solía pasear con mi abuelo por las calles de Madrid conociendo las costumbres y el encanto de nuestra ciudad. Uno de los lugares que más visitábamos era este museo. 



Hoy muchos años después, al volver  a este lugar que me trae tantos recuerdos, he comprendido que no solo es bello el contenido ( los cuadros) sino el contenedor. Cuando entras al museo y ves que tras las tapias hay un gran jardín con multitud de plantas, arbustos y demás vegetación, tu cabeza olvida por completo que te encuentras en el centro de la ciudad y te transporta a un lugar idílico, gobernado por la naturaleza. El sonido de los pájaros , el agua de las fuentes y en general la tranquilidad que evoca este espacio lo convierten en un rincón exclusivo de Madrid. 

 


El espacio interior tampoco se queda corto. Merece la pena destacar el estudio del pintor, que tiene en mi opinión un encanto especial. Desde el mobiliario, lámparas, las cerchas de madera y el rojo tan característico de las paredes crean una atmósfera bohemia que nos permite imaginarnos como era el Madrid de Sorolla.

Con la noticia de la próxima rehabilitación y ampliación del museo surge la duda de si se conservará tal y como está hoy. Esperemos que esta intervención no acabe con el encanto de esta joya de Chamberí.




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